Aprender Sanando #3 – El camino recorrido

Aprender Sanando

Aprender SanandoA lo largo de las publicaciones anteriores, hemos transmitido que en Aprender sanando viajamos, nos movemos. Somos nómades y nuestro proyecto de vida no conoce de fronteras. Es el marco a través del cual se intenta dejar registro de las experiencias vividas, de los aprendizajes adquiridos.

Otoño 2021

Aprendemos, educamos, intercambiamos y colectivizamos información. El viaje es interior a la vez que exploramos e investigamos nuevas culturas, formas de organización social, económica y comunitaria. Otros caminos y realidades que van más allá de la gran ciudad. Nos aventuramos en la incertidumbre de no saber cuál será el próximo paso, confiando siempre en las señales y aquello que hace vibrar el corazón. Llegó el 2022 y con ello un abanico de posibilidades y oportunidades que se presentan para este equipo. Tiempo atrás sembramos una semilla que contiene dentro la fuerza para transitar el viaje a la coherencia entre lo que pensamos, sentimos, decimos y hacemos y poder así alcanzar nuestros sueños.

Por supuesto que no todo siempre sale de acuerdo a lo planeado, de hecho agradecemos que esto sea así, aunque por momentos las condiciones externas (e internas) no son fáciles. Hay situaciones de incomodidad, que van desde estar lejos del lugar donde nacimos y nuestras familias, no tener siempre un lugar propio para descansar, aprender a convivir con otras personas y sus respectivos puntos de vista, o que no exista un manual de instrucciones para el mundo que queremos construir. Sólo sabemos la forma en que hoy elegimos vivir. 

A medida que nos conectamos más con la Tierra, la alegría y el bienestar aumentan aunque traen consigo una gran cuota de dolor por aquellas cosas que ya no podemos ignorar.

Este año nos recibió rodeados de fuego, en una escena digna de película distópica. Varios focos de incendio se proyectaban en el horizonte 360º del campo en Entre Ríos donde nos encontrábamos con dos amigas recibiendo el nuevo año. El humo se entremezclaba con la profunda oscuridad de la noche de luna nueva. Los animales y la naturaleza entera allí presentes expresaban a su forma el estado de alerta, el miedo de que el fuego llegue demasiado cerca.Este escenario de posverdad es cada vez más común a lo largo de diferentes territorios. En Argentina 11 de 23 provincias registraron focos activos de incendios en los últimos días. Nos estamos prendiendo fuego. La prensa y los relatos oficiales nos confunden con información poco precisa respecto a las causas. Se recomienda tomar mucha agua o no hacer actividad física en horas de sol frente a las olas de calor, la sequía, los desmontes e incendios intencionales para proyectos ganaderos o inmobiliarios. En las noticias siempre parecen haber sido generados de forma accidental por alguien que no apagó bien el fuego en su día de excursión a la montaña.

El camino recorrido Aprender Sanando

Aprender Sanando 2021

3250 KM Recorridos
10 Casas habitadas 
7 Proyectos acompañados
+10 Lugares visitados

Partimos desde Gualeguaychú. Comenzamos el año realizando un pequeño viaje por la Provincia de Buenos Aires, con la idea de renovarnos, visitar a la familia Bonaerense y hacer la prueba de vivir algo más que una experiencia turística.

El primer destino fue Chascomús. Una localidad en el interior de la provincia caracterizada por su laguna. Nos fuimos de camping. Llevábamos provisiones, equipamiento y algo de stock de mercadería de nuestro emprendimiento, con la intención de vender  productos y así generar ingresos para avanzar. No fue fácil, dado que no teníamos experiencia en la venta ambulante y por momentos nos invadió la frustración.

Seguimos viaje rumbo a Tandil, una hermosa ciudad serrana ubicada en el centro-este de la provincia de Buenos Aires. Investigando sobre la historia del lugar, comprendimos que corresponde al territorio Tehuelche, previo a la extensión del Estado Argentino mediante la conquista del Desierto y el genocidio de las comunidades indígenas en la primera mitad del siglo XIX.

En la ruta, mate de por medio y sintonizando intermitentemente alguna señal de radio AM rural, sentimos el primer llamado a que nuestro viaje sea de investigación, a ir dejando registro de las experiencias vividas. 

Llovieron todos los días que estuvimos, lo que nos llevó a recorrer la ciudad arriba del auto y disfrutar de la estadía en el hostel Casa Chango. Fue una hermosa experiencia, cargada de grandes charlas y encuentros con personas allí presentes. 

Nos volvimos a Gualeguaychú cuando se nos acabó la plata, junto con el anuncio de nuevas restricciones por COVID en Argentina. En ese momento estábamos viviendo temporalmente en la casa de los padres de Eli, el Mercadito Consciente era nuestra única entrada económica y los 400 pesos que nos quedaban en la billetera fueron el impulso para recordar que si deseamos y enfocamos todo aparece. Necesitábamos un lugar propio, tranquilidad, plantas y aire puro. Así apareció Lucy, a los días de volver a Guale alquilamos una casita muy acogedora con el patio compartido con tres mujeres hermosas. Una experiencia de vida en comunidad maravillosa, hicimos activismo ambiental, conocimos el ecoparque y pudimos estudiar nuestros movimientos. 

En ese entonces sentíamos el fuerte deseo de viajar a Uruguay, a reencontrarnos con Trini y Gasti, quienes unos meses atrás también habían dejado la gran ciudad para comenzar una nueva vida en el mar. Dado el contexto de restricciones fronterizas, decidimos soltar ese destino y comenzar viaje por Argentina, un viaje hacia el sur.

Activismo ambiental en Gualeguaychú – Aprender Sanando #3 – El camino recorrido

Vidaje en Argentina

El empujón para comenzar una nueva etapa de vida en viaje vino de la mano de Clari, amiga activista y referente en nuestras vidas sobre agroecología, invitándonos a Coronel Suárez a vivir a su campo. Para ese entonces no teníamos idea del camino a recorrer para llegar al centro sur de la provincia de Buenos Aires.

Partimos en Marzo y el primer destino de nuestro viaje con mochila fue Punta Indio, ubicada en las orillas del Río de la Plata, localidad declarada como reserva de la Biosfera por la UNESCO. Jamás habíamos visto una tierra tan negra y abonada como esa, un humedal maravilloso. Por primera vez vivimos una experiencia de voluntariado, intercambiando horas de trabajo a cambio de lugar para acampar y alimento, en un complejo de cabañas llamado «La Betty». El espacio está en transición a un modelo de turismo ecológico, con una huerta abundante para el autosustento y un proyecto de mercado de legumbres, cereales y semillas gestándose. La experiencia y las personas con las que nos cruzamos nos hicieron crecer un montón, desde dormir por primera vez sobre mats de yoga hasta tener la posibilidad de aportar nuestro saberes al emprendimiento en desarrollo.

Continuamos el viaje bordeando la costa. El mar nos recibió con los brazos abiertos, con aventuras al llegar y con muchas ganas de limpiar y sanar. Nos quedamos en la Costa Atlántica por dos meses.
Gracias a carteles en la playa conocimos a Pies en Tierra, una organización sobre el cuidado del planeta y sus habitantes. Fomentan las buenas prácticas y la bioconstrucción, así fue como conocimos a Alan, Mili y Delfi y les ayudamos en la construcción de su nuevo hogar en barro y madera. El primer acercamiento a este tipo de viviendas autosustentables que se amoldan al espacio y los materiales del territorio. Agradecimiento puro a este encuentro.

En Santa Teresita pasamos los primeros días en el hogar de Karen y su familia. Qué maravilla de experiencia. La casa tiene anexa una panadería familiar. Un gran desafío vivir tan cerca de cosas ricas disponibles a toda hora. Nos abrieron las puertas como integrantes de la familia, hicimos nuestro aporte en la cocina, en la huerta y en la limpieza energética.

Al tiempo nos mudamos a una cabaña que habitamos a cambio de devolverle la vida. Ahí reconocimos nuestra capacidad de transmutar energías densas y emociones reprimidas, dando luz a espacios que habían quedado arrumbados por el olvido, los secretos y el paso del tiempo.

Una vez que sentimos que habíamos dado todo de nosotros para que vuelva la luz decidimos continuar viaje. La transición fue en Pinamar, en un reencuentro con los papás de Gonza, todxs con ganas de avanzar en nuestro vínculo y juntar fuerzas para seguir.
Nuestra amiga Karen nos llevó 350 km hasta Azul, nuestro túnel hacia Coronel Suárez. Nos quedamos a cenar en la casa de Celi y Rodri, dos seres viajerxs que habían vivido en el exterior cinco años y habían armado una casa rodante en un auto de tres puertas. Fueron inspiración para creer que todo lo que nos propongamos es posible y empezar a soñar con nuestra casa sobre ruedas.

Agroecología es vida

La llegada a nuestro nuevo hogar por dos meses fue fría, húmeda, amorosa y regocijante. Clari nos fue a buscar a la terminal de tren a las cinco a.m. Las telas colgadas del techo y la biblioteca gigante que nos recibieron fueron menos usadas de lo que imaginamos. Compartimos un té calentito en la cocina del campo y nos acostamos a dormir un rato. Nos levantamos con dos niñes a nuestros pies pidiendo desayuno. Se ganaron nuestro corazón, al igual que la experiencia de vivir en el campo en pleno invierno, con heladas, la ropa que no se seca, las ganas de dormir que abundan, las guitarras frente a la estufa, los vacíos existenciales con frío en la cama, en los pies y, por momentos, en el corazón. 

Aprendimos mucho sobre agroecología, ganadería regenerativa o cómo producir harina moliendo los cereales que allí se cultivan. También cómo vivir con niñes que reciben una educación mucho más libre de la que conocíamos hasta el momento, a practicar conjuntamente una vida comunitaria basada en el amor, el respeto y una comunicación clara. Gratitud inmensa a Clari y su familia por el tiempo compartido y todas las anécdotas que nos llevamos.

El siguiente boleto de tren lo compramos hacia Bahía Blanca. Los pesos estaban contados, pero una vez más fue posible hacer todo lo que deseábamos. Comenzamos a vivir cada vez más la abundancia como algo que va mucho más allá del dinero en la cuenta, confiando en que todo está en nuestro interior y la forma en que vemos la vida es como la creamos. Disfrutamos de Bahía como turistas activistas, conocimos La Nave, un viejo galpón de vagón de tren convertido en espacio de circo y resistencia. La fuerza allí contenida es potencial de expansión a cada ser que tiene la fortuna de pasar por ahí. A nosotres nos ayudó en el momento de tomar decisiones de cómo queríamos vivir y volvernos a elegir. 

Campo Agroecológico Sauce Corto (Coronel Suárez), Aprender Sanando

Territorio de conflicto

Optamos por seguir hacia Neuquén, donde nos recibió Maru, Amelie y Gabi. Unos seres del amor que nos abrieron las puertas de su casa y fueron nuestros salvadores en muchos momentos. Ahí experimentamos la incertidumbre de no saber a dónde ir y confiar para que aparezca una casa, deseábamos tener independencia y estar comodxs físicamente para poder expandirnos. Así fue como conocimos a través de Facebook la chacra que iba a ser nuestro hogar, un lugar maravilloso en el Valle de Río Negro. 

El mes que vamos a relatar tiene resabios de nostalgia aún. Catorce hectáreas con vacas, gallinas, perros, frutales, huerta y una casa para nosotres. No había gatos, cosa llamativa. Tuvimos hermosos encuentros con adolescentes. Nos sacamos las ganas de jugar, divertirnos, crecer, experimentar y dar mensajitos a esas mentes esponjosas.  En la chacra empezamos a soñar con nuestra casa rodante, y las ganas de ver y abrazar a nuestros seres queridos después de tanto conflicto se hizo latente. En una noche de desvele e iluminación nace el proyecto Aprender Sanando, con ganas de registrar lo que estábamos experimentando. Entre tanta felicidad y amor tomamos la decisión de casarnos a fin de año, con el deseo de ir a pasar las fiestas y festejar nuestra unió.

La vida comunitaria se fue tornando compleja, la comunicación y los acuerdos comenzaron a flaquear. Ahí entendimos que las etiquetas son condicionantes que necesitan ser revisados de forma constante, primero con unx para poder transmitirlos al resto. Una mañana nos encontramos luego de sentir en el cuerpo que había algo que no estaba funcionando. La violencia patriarcal se hizo carne. No pudimos llegar a un acuerdo y del otro lado había mucho enojo acumulado. Pese a las agresiones verbales recibidas, el trabajo interno que veníamos realizando nos permitió gestionar muy bien las emociones, y a través del agradecimiento constante poner una barrera y no ingerir lo que nos escupían. 

En el lapso de dos horas teníamos las mochilas hechas, el corazón roto, la mente estallada y la salvadora en el auto con su hija. El universo es tan sabio que postergó la visita de los padres de Eli al sur por un supuesto covid que no sucedió, y en el transcurso de la semana nos vinieron a buscar. Llegamos a la cordillera de turismo, con nevada de regalo y mucha claridad mental. El vínculo con ellxs fue en alza al igual que nuestro objetivo. Gracias chacra por la experiencia y los aprendizajes, tuvo su repercusión inmediata con nuestros vínculos primarios. La cordillera se quedó esperando nuestra visita más allá del turismo. Adelantamos nuestra llegada a Gualeguaychú con un propósito: abrazar gente, preparar una fiesta y perfeccionar el vínculo con nuestros mapadres para poder seguir. 

¿Seguir a dónde?

Una fiesta distópica

El mejor día de nuestra vida transcurrió de la forma más inesperada. Había mucha gente por lxs dos ahí presentes, habían viajado de todas partes de la Argentina para estar un 29 de diciembre en Gualeguaychú con 35 grados de sensación térmica y entre fiestas. El calor era como estar al lado de una fogata. No lo habíamos sentido antes. El contexto dio lugar a la charla de lo que estaba sucediendo en el mundo. De verdad GRACIAS por haber estado ahí y escuchar lo que teníamos para contar. Recordar cada abrazo y cada sonrisa en el momento de la celebración hace vibrar el corazón y volver a tener el impulso para continuar.Aprender Sanando, fue un hermoso desafío experimentar una fiesta de casamiento en crisis climática con alternativas de vida concreta. La alimentación fue 100% vegetal, con productos agroecológicos y elaborada por nosotres y manos colaboradoras. Una vez arriba de un escenario las piernas temblaron y el corazón se disparó: todos estaban presentes y atentos. Nos escucharon hablar sobre activismo ambiental, social y alimentario. Nos respetaron y se incomodaron frente a nuestras decisiones. Gracias por esa experiencia. Gracias por dejarnos ser.

Nuestra celebración de amor, Aprender Sanando

Un nuevo inicio

El 2022 nos recibió de forma distópica. Quince días después estábamos con una libreta de familia tomándonos un barco a Uruguay. Cruzamos el Río de la Plata para llegar a Colonia.  Las expectativas y los planes suelen ser al revés, y eso es señal de buen camino. No teníamos idea que era una luna de miel disidente, de hostels y casas compartidas. Un mes de intensidad uruguaya. Mar, candombe, personas gestantes, espejos disidentes, valientes, ciudad, pueblos, salitre, amor, expectativas, frustración. La pasamos increíble pero no encontramos lo que buscábamos, un lugar para que el movimiento físico sea menos que el espiritual. 

El mundo sigue en colapso. Las ganas de continuar viaje siguen latentes. El sustentarnos económicamente va de la mano con la confianza de recordar que tenemos que enfocarnos en lo que venimos a hacer, en aquello que nos hace vibrar el corazón. Somos abundantes como la naturaleza, aprendemos de ella. Nuestro cuerpo nos pide que paremos las valijas para poder materializar y seguir sanando el cuerpo físico, mental, emocional y espiritual. Para ser puente, canal y mensaje. Y sobre todo, florecer con humildad.

Lista de emprendimientos, proyectos y contactos por lugares Aprender Sanando

  1. Aprender Sanando. Nómades en construcción IG: @aprendersanando
  2. Casa Chango. Hostel Tandil. IG: @casachango
  3. Clara Benger. Productora Agroecológica IG: @clarabenger 
  4. Elisa Bocalandro IG: @elisinfronteras
  5. Gaviota de la Tierra. Emprendimiento Aguas Dulces IG: @gaviotadelatierra
  6. Hostel avokanto. Hostel en Montenvideo IG: @avokanto_hostelcoffeebar
  7. La Betty. Cabañas Punta Indio IG: @cabanaslabetty
  8. La Nave. Espacio de Circo Bahía Blanca IG: @lanavecirco
  9. Le Jardinere. Emprendimiento alimentación y huerta IG: @huertaagroecologica_av @lejardinere
  10. Mercadito Consciente. Emprendimiento Gualeguaychú IG: @mercaditoconsciente.gchu
  11. Mariela Dos Santos. Ciencias Ambientales Neuquén IG: @climariana_nqn @marudss
  12. Pionera. Emprendimiento Lucy Gualeguaychú IG: @pionera221
  13. Pies en Tierra. Organización Costa Atlántica IG: @pies.entierra
  14. Panadería Santa Teresita. Panadería familiar IG: @panaderialaprimavera
  15. Rama Negra. Emprendimiento Agroecología Coronel Suarez IG: @alimentosramanegra
  16. Terra Nova. Tienda de alimentos Santa Teresita IG: @terranova.fincast

Aprender Sanando, Publicado por Euro Latin Cooperation

Un comentario de “Aprender Sanando #3 – El camino recorrido

  1. Mariela dice:

    Es inmaginable todo lo que podemos encontrar cuando nos podemos ver, cuando despertamos, cuando nos permitimos ser seres de amor. El amor como la fuerza mas poderosa del universo y doy fe de ello. Gracias por existir y haber sido parte de su vida..

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