Quien haya hecho algún tipo de voluntariado internacional alguna vez, seguro que se habrá dado cuenta de que no todo es perfecto y que muchas veces si no hay un objetivo común, la actividad pierde el sentido y se vuelve a un punto de inflexión.
Es fácil buscar un voluntariado atractivo porque muchas veces las empresas o las asociaciones lo pintan como algo único donde vas a ayudar a esa comunidad gracias tus conocimientos estudiados en tu mundo desarrollado.
A veces piden una cantidad ingente de dinero, los cuales se lo pueden permitir los padres de los millenians.
A veces se autofinancian a través de programas o becas y otras se hacen a través de la colaboración entre la institución y la persona.
Para buscar una buena definición de volunturismo, he escogido la de elordenmundial que dice:
- El volunturismo es un concepto que ha sido creado para hacer frente a una demanda creciente en la sociedad occidental por ese querer marcar la diferencia. El mercado ha sabido enfocar este deseo y, a cambio de dinero, las empresas organizan dentro de las vacaciones programas de voluntariado que duran desde un día hasta incluso meses.
- La finalidad de esta actividad no es el desarrollo de ninguna sociedad, sino hacer posible que el cliente viva una experiencia que le cambie la vida, que tenga una aventura y que “haga algo bueno”, como ayudar en una escuela en Camboya o rescatar tortugas en Costa Rica.
Es entendible, querer conocer a un país, su naturaleza y sus gentes, pero se tiene que hacer de una manera responsable, viendo en lo que realmente podemos ayudar. Porque después de todo, nosotros nos vamos y ellos se quedan.
¿Estaría bien crear una realidad en la que mi mundo es mejor que el tuyo y debes venir que seguro que te quedas?
¿O sería mejor, empoderarles, y emplazarles a que estudien y se labren un futuro que aunque pueda estar lleno de obstáculos, puedan lograr un su país mejor?