El pueblo de los niños

Puerto Nariño es un pequeño pueblo de unos siete mil habitantes ubicado en la Amazonía colombiana al lado del río Amazonas, uno de los cursos de agua más largos del mundo.
Los niños son los verdaderos gobernantes del pueblito. Corren y juegan libremente en todos los rincones de la ciudad, pasan por alto las ventanas pequeñas de las casas y entran a las tiendas para comprar fruta y carne para la familia, praticamente son el alma del lugar.
La mayoría de ellos tienen lineamentos indígenas, en esta área de Colombia hay comunidades indígenas Ticuna como en algunas áreas de Perú y Brasil. Casi todos los niños y jóvenes nunca han dejado este lugar perdido en la selva amazónica sino para ir a Leticia, un importante puerto fluvial y capital del departamento de Amazonas, que está a dos horas en barco bajando el rio.
La Colombia, como muchos otros países latinoamericanos, es conocida por sus extraordinarias y altas tasas de natalidad que superan de dos o tres veces el porcentaje europeo. Muchos asocian el fenómeno del aumento de nacimientos con la pobreza, la ignorancia, pero también con el hecho de que los niños en los países en desarrollo son un recurso importante para las familias porque contribuyen a la subsistencia de las mismas. Los peladitos son portadores de sonrisas, alegría y vivacidad en un mundo cada vez más triste. En el comportamiento, los niños en América Latina están a años luz de sus pares europeos: mucho más prácticos, concienzudos y con un sentido del deber y de la familia.
En Puerto Nariño, el pueblo de niños, no hay autos en las calles, motos o bicicletas. Es tan pequeño que las calles que lo cruzan no son más que diez en total, largas calles que se extienden horizontal y vertical pero nunca más de dos metros de ancho, diseñadas solo para caminar. Los niños en este paraíso natural juegan libremente al fútbol en todas partes, sin límites de espacio, en pleno contacto con la naturaleza que los rodea. No sería extraño que el futuro número 10 del equipo nacional de fútbol colombiano fuera del pueblo de los niños.

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