Paradoja nicaragüense

Con una población de poco más de seis millones de habitantes, en América Central entre Honduras y Costa Rica, se encuentra Nicaragua, oficialmente República de Nicaragua, país que está sufriendo una profunda crisis política que hasta el momento se ha cobrado más de 300 muertos y miles de heridos.

Desde 1934 a 1979, los nicaragüenses estuvieron bajo el mando de los dictadores pertenecientes a la Familia Samoza, quienes fueron derrocados tras 45 años en el poder por el Frente Sandinista de Liberación Nacional. La Revolución Sandinista (1979-1990) era un gobierno democrático de perfil progresista de izquierda, del cual formaba parte el actual presidente de Nicaragua: Daniel Ortega. En las elecciones de febrero del año 1990, concluye el período revolucionario, dando lugar al ascenso de la Unión Nacional Opositora, quién gana con el 54,74% de los votos, financiada y apoyada por Estados Unidos. Tras 16 años de gobierno surgido de las urnas, gana las elecciones del 2006 el guerrillero sandinista Daniel Ortega quien permanece en el poder hasta el día de hoy, y a quien comparan, paradójicamente, con la dictadura de la familia Samoza, ya que la crisis y masacre que se está viviendo es asemejable a la ocurrida en los años ochenta. El pasado 18 de abril, el pueblo se hartó y comenzó a manifestarse. Los reclamos, entre otros, iban desde el desacuerdo a la reforma jubilatoria impulsada por el gobierno y la corrupción hasta la falta de libertad de expresión y el gran déficit económico. El gobierno recurrió a las fuerzas anti-motines para frenar las protestas, y según los manifestante, utilizaron armas de fuego. En este contexto se produjeron muertes y heridos, las cual van en ascenso en esta guerra civil que se está viviendo.La Organización de los Estados Americanos condenó el 18 de Julio a los actos de violencia en Nicaragua e instó al gobierno a acordar un calendario electoral. La resolución condena específicamente “los ataques contra el clero, el hostigamiento a los obispos católicos que participan en el Diálogo Nacional, los actos de violencia en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN), la sede de Caritas, y otros manifestantes pacíficos”.Ortega, por su parte, recién este lunes reconoció la existencia de paramilitares en el país, pero lo hizo para negar cualquier vínculo con el gobierno y responsabiliza a los propios manifestantes de la violencia que están viviendo en el país hace más de tres meses.





El embajador estadounidense ante la OEA calificó la situación nicaragüense de «genocidio» y la violación de derechos humanos es cada vez más preocupante en todo el mundo.



	
	

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *